El festejo holgado, infinito se desencadenó a poco de concluir el encuentro. El estadio se hizo fiesta tras el pitazo final del árbitro beniano Mancilla, y se consumó el momento sublime, el climax por haberse alcanzado el objetivo.
Las tribunas atestadas de público, coreaban y proclamaban a su representante por haber conseguido algo inédito en la historia del fútbol boliviano, y todo homenaje resultado escaso en estas circunstancias.
Jugadores, dirigentes y público descargaban su tensión, al saberse campeones, y con ello ver en el corto plazo nuevos desafíos, y ponerse el frac para su incursión en el torneo de clubes campeones más codiciados de esta parte de América, la Copa Libertadores.
TROFEO
El momento culminante del festejo de los flamantes campeones, encabezados por su capitán Alejandro Gomez se produjo con la recepción de la Copa de Campeón, testinomio que fue entregado por el presidente de la Liga, Marco Ortega. Jugadores y miembros del cuerpo técnico, en su momento recibieron también las medallas de reconocimiento a su campaña.
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