La política es su fuerte. Ha ocupado varios cargos importantes en las gestiones del presidente Evo Morales, comandando en dos ocasiones el Ministerio de Gobierno, puesto que ocupa actualmente. Carlos Romero, también es fanático del fútbol, de esos que los domingos escucha hasta tres radios al mismo tiempo para seguir la fecha liguera. Esa pasión aumentó más ahora, pues preside desde marzo a Sport Boys, un equipo que lo encontró agonizando y que hoy es el líder.
¿Cómo es que decide presidir un club que agonizaba?
Soy fanático del fútbol desde chico, así es que siempre he estado al tanto de los equipos de Bolivia y de otros países. Sport Boys se encontraba en una situación difícil. La directiva me informó de que se estaba a la deriva, también los hinchas y los jugadores que se comunicaron conmigo para pedirme apoyo.
¿Pidió opiniones?
Obviamente. Algunos me decían incluso que estaba arriesgando mi ‘patrimonio político’. A los que pedía opinión me decían que no convenía, que era una locura, que el equipo no tenía salvación y que tenía muchas deudas. Tampoco se podían hacer contrataciones y no se iban a mejorar las cosas de manera inmediata. Otros a los que no pedí opinión, me llamaron directo para decirme que era un error y que me iba a desgastar políticamente. Asumí porque entendí que alguien debía poner el hombro.
¿La situación era peor de lo que le habían informado?
Me habían mostrado un escenario catastrófico, pero era peor.
¿La deuda de Sport Boys hasta cuánto llegaba?
Superaba los 300.000 dólares. La planilla era de126.000, 18.000 más elevada de la que tiene ahora. Obviamente hubo un proceso de renegociación de contratos que lo encaró la directiva de Luis Ruiz, con el apoyo de la Liga. En varios casos se habían reformulado los términos contractuales con los jugadores. También hubo futbolistas que no aceptaron las nuevas condiciones y entonces optaron por irse o iniciaron demandas legales. Todo lo fuimos resolviendo y reduciendo. Ganamos un juicio de 80.000 dólares a Cristian Fabbiani, y ahí fue muy importante el apoyo del doctor Víctor Hugo Pérez.
¿Cuál era la radiografía?
Tenía un director técnico, Celso Ayala, que no había cobrado un mes completo en tres meses. No había nadie más que lo apoye, no contaba con un preparador físico ni con ayudante de campo. Los jugadores no habían hecho pretemporada, estaban fuera de estado físico y faltaba unidad. El rendimiento físico era terrible; se podía hacer frente a un equipo solo en los primeros 15 o 20 minutos. Entonces encaramos un microciclo, un trabajo diferenciado y logramos que algunos jugadores regresen, entre ellos José Alfredo Castillo. Se contrató a Víctor Hugo Antelo.
¿Quién fue el primero que aportó al proyecto?
El Parque Industrial a través de Julio Novillo. Él tenía un contrato de patrocinio con el club y había anticipado prácticamente sus cuotas. Hizo un aporte significativo, cubrió casi una planilla que hasta ese mes la habíamos reducido a 70.000 ($us). Luego esta planilla se bajó más (56.000). De ahí conseguimos el apoyo de otras empresas, como la PIL que nos hizo un aporte importante, prácticamente otra planilla. De ahí vinieron colaboraciones sueltas, de particulares.
¿No queda nada de la deuda?
Se debe cerca de 70.000 dólares, pero ya se ha pignorado con cargos a los derechos de televisación por la FBF. Con Néstor Clausen y Miguel Hoyos hemos firmado unos documentos para que vayan cobrando de la Liga. De la gestión pasada ya no quedan deudas, habían deudas impositivas y otras del bordereaux con la ACF y con la Liga. Se debía a técnicos y jugadores, etc., que ya están resueltas. De nuestra gestión tenemos una pequeña deuda con Oriente por la cesión de Yasmani Duk y otros compromisos que no pasan de los $us 20.000.
¿Carlos Romero pone plata de su bolsillo?
Siempre a uno le toca poner. Viene alguien y me dice que compre unos videos o hay que pagar el alquiler de una cancha porque la nuestra está con agua. El vicepresidente Danilo Murilo ha aportado también muchísimo, junto a su familia. Lo fundamental son las empresas, como Coca Cola que nos ha resuelto el tema de transporte, refrigerantes y agua. Amaszonas, que hace los traslados con un 60% de costo. Tenemos varios hoteles que nos han ayudado haciéndonos costos. Hay gente que ha aportado dinero personalmente, y nos ha dicho que no quería figurar porque es hincha de otro equipo. Todo lo tenemos ingresado en los libros contables, que en algún momento los vamos a presentar.
¿Les queda poco espacio en el uniforme para los sponsor?
Estamos contentos por ello porque ahora tenemos 12 patrocinadores, que para nosotros son muy significativos. Hemos tenido que apelar al corto para poner ATB, porque en la polera no había espacio.
¿Influye la imagen de un ministro para buscar patrocinio?
Depende del caso. Yo empecé en Sport Boys como senador. Problamente mucha gente nos ha ayudado más por amistad conmigo o con algunos de la directiva, que por Sport Boys, pero bueno teníamos que aprovechar eso. La ventaja también es que la gente de Santa Cruz es desprendida. Además ha colaborado mucho Bolívar, por ejemplo Juan Carlos Zampiery, Leonel Morales y Stalin Taborga nos los ha cedido gratis. Quique Corrales llegó también por gestiones de Bolívar; que fue el jugador que la academia iba a contratar si Juan Miguel Callejón no volvía. Corrales tiene más de 200 partidos en primera de España, fue seleccionado por Vicente del Bosque y ha competido en todos los torneos internacionales en Europa. Disputó cinco minutos con el equipo y se lesionó, pero ya va a jugar.
Preside un equipo del que no es hincha...
Uno puede mirar el fútbol de dos maneras, desde las graderías como hincha o involucrarse gerentando el fútbol, y ahí están las pasiones, pero están las razones también. Sport Boys para mí es un motivo de privilegio, pues como un fanático del fútbol que no es millonario, tengo la posibilidad de ser presidente de un equipo de primera. Yo he formado parte de la directiva de Bolívar, de su comité técnico. Muchas veces decía que ahí me pusieron como una suerte de homenaje simbólico. Tal vez porque era hombre público me hacían creer que influía.
¿Consulta bastante al presidente de Bolívar, Guido Loaiza?
He consultado mucho con él y me dice en broma que “algún día tienes que reconocer al asesor”. Le consultaba si convenía traer a tal jugador. De hecho la fórmula Apaza-Leeb la armamos juntos. Siempre pensamos que en el fútbol moderno, en Europa, por ejemplo, uno mira la parte estratégica y otro trabaja la táctica. Lo que no sabíamos era quiénes podían ser las personas que hagan esa combinación. Sabíamos que Apaza podía hacer la parte estratégica, además que conoce el fútbol boliviano, sabe mucho del fútbol en la altura y es una buena persona. Lo que faltaba era saber quién podía complementar.
¿Con quiénes hablaron?
Probablemente usted se ríe si le doy los nombres. Teníamos un preacuerdo con Omar ‘Turco’ Asad, por ejemplo. Decíamos en broma que si él venía, nosotros no le íbamos a responder el saludo a nadie durante unas dos semanas. Luego cuando no pudimos resolver una diferencia económica hablamos con un DT en España, que lo sugirió Azkargorta, y con Manuel Blanco en Argentina. Y luego se dio por casualidad lo de Leeb, porque íbamos a cerrar con un argentino, con el apoyo del embajador de ese país en Bolivia. Ese entrenador cerró con otro equipo por una indecisión nuestra, y por suerte, apareció Leeb. Por suerte digo, porque la fórmula dio resultado.
¿Cómo es que se da tiempo para estar pendiente del club?
Cuando a uno le gusta hacer algo, cuando se tiene una motivación se da modos. Nosotros a veces aquí en Santa Cruz hemos estado hasta muy tarde. En la oficina del primer vicepresidente Danilo Murilo, recuerdo que en un feriado aprovechamos para reunirnos, armando el equipo y salimos a las dos o tres de la madrugada. Ahí estabámos toda la directiva y el cuerpo técnico. Hicimos en la pizarra varios ejercicios de armado de equipos y habíamos discutido mucho. Algunos ponían sus objeciones y los técnicos garantizaban a jugadores, fue el caso de Arnaldo Vera del cual Apaza dijo: “Yo lo garantizo con mi cabeza”. O Paniagua, que Leeb dijo: “Yo lo garantizo personalmente”.
¿Habla con los jugadores?
Bastante y en varios sentidos. Primero recurro a los jugadores de más experiencia para que sean los guías de los más jóvenes. Luego les hablo como amigo, a veces practicaba generar incentivos. Recuerdo que Jefferson Lopes me dijo que Clíver Rocha (vicepresidente de Sport Boys) le dijo cuando negoció su contrato que le iba a pagar el pasaje de avión de su esposa, que estaba en Río de Janeiro. Le dije que se lo pagaríamos pero si lo anulaba a Andaveris ante San José. Luego Jefferson me dijo: “Presidente, yo cumplí anulé a Andaveris”, y le respondí que no había cumplido, porque los anuló a todos los delanteros. Luego cumplimos con nuestra parte.
¿Influyen los arbitrajes?
Influyen. Por ello hemos tenido muchos problemas y lo lamento. Dos arbitrajes no me han gustado y justo han coincidido con la misma persona, Óscar Maldonado, que es un gran profesional. Nos arbitró contra The Strongest y cuando estabámos 1-1 en el primer tiempo, lo teníamos contra las cuerdas, se produjo un doble penal en el 45’ y Maldonado no los cobró. El otro día en el triunfo ante Bolívar, se comió tres penales de Sport Boys. Generalmente no hablamos del arbitraje, sí lo hacemos en la interna de Sport Boys, pero luego acordamos no referirnos a ello.
¿Están para ser campeones?
No queremos perder la humildad. Estamos tres puntos por encima de The Strongest, pero tenemos que enfrentarlo de visitante y aún faltan por jugarse 24 puntos. Podríamos obtener el título con unos 45 puntos, es decir que nos estarían faltando unos 13. Jugamos 15 puntos en Santa Cruz: nueve en Warnes y seis en el Tahuichi. Tenemos un buen panorama, pero ocho fechas y 24 puntos todavía es bastante.
¿Será fracaso no ganar?
Ya hemos cambiado los objetivos. El equipo está muy bien y queremos ser campeones; uno tiene que ser ambicioso en la vida.
¿Definieron los premios por ser campeones?
Hemos cometido la peor metida de pata, porque ni me acuerdo qué hemos firmado como premio en caso de ganar el torneo (risas), nunca pensamos en el título.
¿Hubo crisis por no ser líder?
Por lo menos tres crisis. Por el empate ante Blooming hubo fricciones internas, reclamos hasta un amago de pelea. Había mucha bronca. Afortunadamente, no todos, pero hemos mantenido la calma y hemos dicho que había que clarificar bien los objetivos con los jugadores en el sentido de que Sport Boys tiene que pugnar por el título. Los vicepresidentes, por separado, hablaron con el grupo. Se les dijo que el diseño del torneo está hecho para que uno haga historia, y entonces hay que ir por el título. Ser segundo no sirve, y salvar el descenso es un objetivo secundario.
¿Se apunta a un gran proyecto con el club?
Cumplir con el equipo y que en Santa Cruz haya no un clásico, sino tres. Queremos que Sport Boys ya no sea un equipo marginal, periférico y al contrario sea protagonista. Buscamos que se consolide institucionalmente, porque el estatuto está mal hecho, ya que fue elaborado para que un grupo de personas sea dueño, y eso es una barbaridad. Lo vamos a modificar.
¿Otros proyectos en mente?
Se tiene que trabajar en inferiores y pensar en infraestructura. Porque en todos los países donde el fútbol ha avanzado lo ha hecho a partir de sus clubes profesionales. Los países exitosos toman como núcleos a sus equipos profesionales, por ejemplo Iker Casillas se formó en el Real Madrid y Manuel Neuer en la cantera del Schalke 04.
¿Hay vida en Sport Boys más allá de Carlos Romero?
Nosotros tenemos un paso transitorio. Sport Boys tiene que tener sostenibilidad más allá de las personas. Ese es el otro problema del fútbol boliviano, la dependencia. Cuando una institución, deportiva, artística o lo que fuere, depende de personas, no es institución.
¿Por qué estamos mal?
Lo que Óscar Ruggeri le dijo a EL DEBER me pareció interesante, pues él compara una estructura futbolística con un organismo humano, pues requiere que una cabeza funcione bien; esa cabeza es la dirigencia. Ahora si no tiene liderazgo, es débil, si no es capaz de movilizar y unificar a toda la estructura en torno al fútbol, no va a llegar lejos. Nosotros lamentablemente tenemos esta estructura tan compartimentada entre las asociaciones, la Liga y la FBF. Todo provoca una débil institucionalidad.
¿La política no va de la mano con el fútbol?
Estoy de acuerdo. No se tiene que mezclar la política con el fútbol. Muchas veces cuestioné el hecho de que la gente quería ascender en su carrera política utilizando un equipo de fútbol. Eso no sirve. Por ello me molesté mucho cuando escuché a alguna dirigencia de la ACF, que decía que Sport Boys estaba presionando para jugar en el estadio de Viru Viru (Édgar Peña Gutiérrez). No era así, porque si el comité técnico de la Liga nos dice pueden jugar, lo hacemos y si no, no jugamos. Si hay un inconveniente de quién administra el estadio es entre la asociación y la Alcaldía. A nosotros que nos digan a quién le vamos a pagar el alquiler e iremos donde nos digan. Si nosotros tuviéramos un interés político o económico en jugar en ese estadio, nos hubiera ido bien con un ingreso de 12.000 personas, aprovechando los artistas. No lo hicimos a pesar de que tenemos problemas para pagar el mes de octubre. Hemos priorizado lo deportivo y las decisiones del técnico Leeb, que dijo públicamente que esa cancha no daba para jugar.
¿A quiénes se refería cuando dijo, hay dirigentes de quinta?
A los que dijeron que Sport Boy estaba manipulando y presionando. Ni los conozco, pero tuvimos ya una mala experiencia cuando disputamos el indirecto con Atlético Bermejo. Allí hubo factores extradeportivos, pues aparecieron notificaciones con cobros de borderaux y con amenazas de la ANF y de la Asociación de Tarija que nos iban a quitar los puntos. Ahí sentimos que la ACF se hacía de la vista gorda. Hubo factores extradeportivos, porque no puede ser que a Ovejero cuando se aproxima a sacar un lateral y le dice al técnico de Bermejo que deje de insultarle lo expulsan con roja directa. Y luego lo expulsan a Barra por reclamar en un tiro libre. Ahí voy a decir algo que nunca dije, que hubo una llamada de una persona a Ovejero ofreciéndole dinero para que algunos jugadores de Sport Boys se tiren para atrás en el partido de visitante. Y Marco me buscó para hablar de esa situación y ver cómo la manejábamos.
¿Qué pasó con la persona que intentó sobornar?
Estaba tentado a pedir un operativo porque sabemos quiénes son esas personas vinculadas al club Bermejo, pero al final no hicimos nada para que no digan que había presión.
¿Mete presión el ministro?
No. Siempre hemos cuidado de no involucrar lo político. Un jugador de Petrolero llegó a decir cobardemente que Sport Boys presiona con la presencia del ministro en los estadios y eso me parece una barbaridad.
¿Cree que El Tigre no dejó ir a sus jugadores a la selección?
Quién les cree. Yo no les creo. Primero dicen que no van a dar a los jugadores cinco días antes y luego dicen que esta selección no tiene futuro. Después que sus convocados se enferman de la muela, que les duele la oreja, etc.
¿Ha tenido propuestas para ser presidente de la FBF?
Sí, las he tenido, para ser presidente de la Liga, y por esa vía ser presidente de la federación. He tenido consultas de varios equipos, de un par de asociaciones. Me gustaría ser presidente, pero hoy dije que no, porque había asumido un compromiso con Sport Boys. Cuando asumo algo y no lo cumplo me quiero morir. Hay una responsabilidad, cumplir ese objetivo y no dejarlo a medias.
¿Hay posibilidades de que Evo le dé una mano al fútbol?
Sí. De hecho ha habido reuniones con el presidente y las conclusiones positivas para el fútbol no se han operativizado. Por ejemplo, los clubes han planteado el tema impositivo. Yo no creo que el Estado vaya a perdonar los impuestos, pero si por ejemplo cuando un club es agente de retención y los jugadores no descargan facturas, resulta que aparece pagando el club. Eso le pasó a Blooming, que tuvo una deuda inflada con Impuesto Internos. Ese tipo de tema creo que se los puede hablar. Y de hecho el presidente dijo: formen una comisión con el Ministerio de Economía, vean estos temas, planes de pago y modalidades. Luego en el tema de infraestructura, hay un proyecto de Guabirá y otro de Destroyers, y el presidente los tomó bien. Bolívar tiene un proyecto del CAR y ojalá que se pueda viabilizar. Entonces en infraestructura el Estado sí tiene que colaborar.
¿La ayuda de Evo se frena un poco si Chávez sigue de presidente de la FBF?
Nadie quiere que Carlos esté preso. No creo que haya una persona que tenga la mentalidad tan malévola de alegrarse con la desgracia de otra. Lamentablemente Carlos sufrió un proceso de deslegitimación y de repente no ha sabido entenderlo.
¿Hay injerencia política?
No, lo que si hay es una participación del Ministerio Público. Creo que al margen de la circunstancia judicial de Chávez, lo de Conmebol y el Gobierno, se requiere de un gran pacto para transformar el fútbol de Bolivia. No vamos a transformar ni avanzar abriendo fuego y disparando de un frente a otro
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martes, 10 de noviembre de 2015
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