lunes, 9 de noviembre de 2015

Carlos Romero, “La fórmula Apaza-Leeb (en Sport Boys) la armamos con Guido Loayza”

La política es su fuerte. Ha ocupado varios cargos importantes en las gestiones del presidente Evo Morales, comandando en dos ocasiones el Ministerio de Gobierno, puesto que ocupa actualmente. Carlos Romero también es fanático del fútbol, de esos que los domingos escucha hasta tres radios al mismo tiempo para seguir la fecha liguera. Esa pasión aumentó más ahora, pues preside desde marzo a Sport Boys, un equipo que lo encontró agonizando y que hoy es el líder.
¿Cómo es que decide presidir un club que agonizaba?
Soy fanático del fútbol desde chico, así es que siempre he estado al tanto de los equipos de Bolivia y de otros países. Sport Boys se encontraba en una situación difícil. La directiva me informó de que se estaba a la deriva. Los hinchas y los jugadores se comunicaron conmigo para pedirme apoyo.
¿La situación era peor de lo que le habían informado?
Me mostraron un escenario catastrófico, pero era peor.
¿La deuda de Sport Boys hasta cuánto llegaba?
Superaba los 300 mil dólares. La planilla era de 126 mil, 18.000 más elevada de la que tiene ahora. Obviamente hubo un proceso de renegociación de contratos que lo encaró la directiva de Luis Ruiz, con el apoyo de la Liga. En varios casos se habían reformulado los términos contractuales con los jugadores. También hubo futbolistas que no aceptaron las nuevas condiciones y entonces optaron por irse o iniciaron demandas legales. Todo lo fuimos resolviendo y reduciendo. Ganamos un juicio de 80.000 dólares a Cristian Fabbiani y ahí fue muy importante el apoyo del doctor Víctor Hugo Pérez.

¿Quién fue el primero que aportó al proyecto?
El Parque Industrial, a través de Julio Novillo. Él tenía un contrato de patrocinio con el club y había anticipado prácticamente sus cuotas. Hizo un aporte significativo, cubrió casi una planilla que hasta ese mes la habíamos reducido a 70.000 (dólares). Luego esta planilla se bajó más (56.000).
¿No queda deuda?
Se debe cerca de 70.000 dólares, pero ya se ha pignorado con cargos a los derechos de televisación por la FBF. Con Néstor Clausen y Miguel Hoyos hemos firmado unos documentos para que vayan cobrando de la Liga. De la gestión pasada ya no quedan deudas, habían deudas impositivas y otras del bordereaux con la ACF y con la Liga. Se debía a técnicos y jugadores, etc., que ya están resueltas. De nuestra gestión tenemos una pequeña deuda con Oriente por la cesión de Yasmani Duk y otros compromisos que no pasan de los 20.000 dólares.
¿Carlos Romero pone plata de su bolsillo?
Siempre a uno le toca poner. Viene alguien y me dice que compre unos videos o hay que pagar el alquiler de una cancha porque la nuestra está con agua. El vicepresidente Danilo Murilo ha aportado también muchísimo, junto a su familia. Lo fundamental son las empresas, como Coca Cola, que nos ha resuelto el tema de transporte, refrigerantes y agua. Amaszonas, que hace los traslados con un 60% de costo. Tenemos varios hoteles que nos han ayudado haciéndonos costos.

¿Influye la imagen de un ministro para buscar patrocinio?
Depende del caso. Yo empecé en Sport Boys como senador. Problamente mucha gente nos ha ayudado más por amistad conmigo o con algunos de la directiva, que por Sport Boys, pero bueno teníamos que aprovechar eso. La ventaja también es que la gente de Santa Cruz es desprendida. Además ha colaborado mucho Bolívar, por ejemplo Juan Carlos Zampiery, Leonel Morales y Stalin Taborga nos los ha cedido gratis. Quique Corrales llegó también por gestiones de Bolívar, que fue el jugador que la Academia iba a contratar si Juan Miguel Callejón no volvía. Corrales tiene más de 200 partidos en primera de España, fue seleccionado por Vicente del Bosque y ha competido en todos los torneos internacionales en Europa. Disputó cinco minutos con el equipo y se lesionó, pero ya va a jugar.
Preside un equipo del que no es hincha...
Uno puede mirar el fútbol de dos maneras, desde las graderías como hincha o involucrarse gerentando el fútbol, y ahí están las pasiones, pero están las razones también. Sport Boys para mí es un motivo de privilegio, pues como un fanático del fútbol que no es millonario tengo la posibilidad de ser presidente de un equipo de primera. Yo he formado parte de la directiva de Bolívar, de su comité técnico. Muchas veces decía que ahí me pusieron como una suerte de homenaje simbólico.
¿Consulta al presidente de Bolívar, Guido Loayza?
Consulté mucho con él y me dice en broma que "algún día tienes que reconocer al asesor”. Le consultaba si convenía traer a tal jugador. De hecho la fórmula Apaza-Leeb la armamos juntos. Siempre pensamos que en el fútbol moderno, en Europa, por ejemplo, uno mira la parte estratégica y otro trabaja la táctica. Lo que no sabíamos era quiénes podían ser las personas que hagan esa combinación. Sabíamos que Apaza podía hacer la parte estratégica, además que conoce el fútbol boliviano, sabe mucho del fútbol en la altura y es buena persona. Lo que faltaba era saber quién podía complementar.
¿Con quiénes hablaron?
Probablemente usted se ríe si le doy los nombres. Teníamos un preacuerdo con Omar Turco Asad, por ejemplo. Decíamos en broma que si él venía, nosotros no le íbamos a responder el saludo a nadie durante unas dos semanas. Luego cuando no pudimos resolver una diferencia económica hablamos con un DT en España, que lo sugirió Azkargorta, y con Manuel Blanco, en Argentina. Y luego se dio por casualidad lo de Leeb, porque íbamos a cerrar con un argentino, con el apoyo del embajador de ese país en Bolivia. Ese entrenador cerró con otro equipo por una indecisión nuestra y, por suerte, apareció Leeb. Por suerte digo, porque la fórmula dio resultado.

¿Están para ser campeones?
No queremos perder la humildad. Estamos tres puntos por encima de The Strongest, pero tenemos que enfrentarlo de visitante y aún faltan por jugarse 24 puntos. Podríamos obtener el título con unos 45 puntos, es decir que nos estarían faltando unos 13. Jugamos 15 puntos en Santa Cruz: nueve en Warnes y seis en el Tahuichi. Tenemos un buen panorama, pero ocho fechas y 24 puntos todavía es bastante.

¿Hay vida en Sport Boys más allá de Carlos Romero?
Nosotros tenemos un paso transitorio. Sport Boys tiene que tener sostenibilidad más allá de las personas. Ese es el otro problema del fútbol boliviano, la dependencia.


¿Mete presión el ministro?
No. Siempre hemos cuidado de no involucrar lo político.
¿Cree que el Tigre no dejó ir a sus jugadores a la Selección?
Quién les cree. Yo no les creo. Primero dicen que no van a dar a los jugadores cinco días antes y luego dicen que esta Selección no tiene futuro. Después que sus convocados se enferman de la muela, que les duele la oreja, etc.
¿Ha tenido propuestas para ser presidente de la FBF?
Sí, las he tenido, para ser presidente de la Liga y por esa vía ser presidente de la federación. He tenido consultas de varios equipos, de un par de asociaciones. Me gustaría ser presidente, pero hoy dije que no, porque había asumido un compromiso con Sport Boys. Cuando asumo algo y no lo cumplo, me quiero morir.
¿Hay posibilidades de que Evo le dé una mano al fútbol?
Sí. De hecho ha habido reuniones con el Presidente y las conclusiones positivas para el fútbol no se han operativizado. Por ejemplo, los clubes han planteado el tema impositivo. Yo no creo que el Estado vaya a perdonar los impuestos, pero si por ejemplo cuando un club es agente de retención y los jugadores no descargan facturas, resulta que aparece pagando el club. Bolívar tiene un proyecto del CAR y ojalá que se pueda viabilizar. Entonces en infraestructura el Estado sí tiene que colaborar.
¿La ayuda de Evo se frena un poco si Chávez sigue de presidente de la FBF?
Nadie quiere que Carlos esté preso. No creo que haya una persona que tenga la mentalidad tan malévola de alegrarse con la desgracia de otra. Lamentablemente Carlos sufrió un proceso de deslegitimación y de repente no ha sabido entenderlo.
¿Hay injerencia política?
No, lo que si hay es una participación del Ministerio Público. Creo que al margen de la circunstancia judicial de Chávez, lo de Conmebol y el Gobierno, se requiere de un gran pacto para transformar el fútbol de Bolivia. No vamos a transformar ni avanzar abriendo fuego y disparando de un frente a otro.

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