Al asumir Carlos Romero la presidencia de Sport Boys el 3 de marzo de este año, el objetivo era sacarlo de la crísis económica en la que se encontraba y en lo deportivo hacer que permanezca en el seno de la Liga. La situación económica cambió considerablemente, el incumplimiento de salarios a los jugadores y las deudas acumuladas de la institución terminaron. Al finalizar este campeonato la dirigencia puede presumir que son, si no el único, de los pocos que tienen a sus futbolistas contentos con los salarios y premios al día.
En lo deportivo, consolidados como campeones, gracias a la entrega y dedicación de Sergio Apaza y Carlos Leeb que planificaron cada encuentro al detalle. Ambos técnicos afirman que lo que lograron “no es casualidad” y es resultado del sacrificio y esfuerzo de los jugadores.
Apaza que no cree en la “diosa fortuna” asegura que fueron venciendo paso a paso los objetivos trazados desde la primera rueda del torneo Apertura, y en la etapa final, encararon el desafío con más seriedad para salir adelante.
Por su parte Leeb afirma que el equipo triunfó porque se convirtió en una familia: “luchamos como uno sólo, los dirigentes, el cuerpo técnico y los jugadores teníamos el objetivo de permanecer en la liga, luego con los resultados vimos que podíamos lograr el campeonato, nadie nos regaló nada y supimos salir adelante”, dijo.
“Es un gran equipo en la parte técnica y también los jugadores, nos faltaron algunos muchachos pero los que entraron cumplieron, lograron el desafío y es mucho orgullo”, anotó Leeb.
Helmut Gutiérrez se fue consolidando de a poco y se convirtió en un pilar muy importante en el andamiaje del equipo. En cada partido, su actuación se agrandó y se convirtió en el caudillo que supo guiar a sus compañeros a la obtención del título.
Los cuatro pilares, y todos los integrantes del Toro warneño, supieron ganar su primera estrella en base a planificación y sacrificio.
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